jueves, 19 de julio de 2012

Sobredosis de TV

Estoy seguro que todo el mundo alguna vez se envició con alguna serie de televisión. No debo ser el  único que se fumó una temporada de veintitrés (o más o menos) capítulos en una semana, ni. Es conocida la impaciencia por ver el episodio en la tele, así que lo bajamos en Cuevana. Todos tenemos nuestros personajes favoritos, otros que odiamos, y quizás alguno con el que nos sentimos identificados.
Pero nunca me paso de apagar la tele, apagar la compu y seguir viviendo las tensiones, las alegrías y todas las emociones de los protagonistas. Tampoco voy a entender nunca a la gente que si le pasa. Realmente, no puedo creer que haya gente sufra de verdad por una ficción. O peor todavía, aquellos que compran las mentiras de los programas de chimentos, los romances y todas esas historias que venden mucho. Se vive mucho de la televisión y se cree poco en la vida real. 

En twitter descubrí miles de personas fanatizadas con algún actor, personaje o hasta de parejas. No son fans como las que se ven en los vídeos de los Beatles, por ejemplo (quienes, por lo cierto, eran bastante insoportables con sus gritos histéricos). Estos fanáticos son mucho peores, si. 
Estos pibes (ya que la mayoría son adolescentes) bancan a muerte a sus ídolos. Pero a muerte, literal. Criticar a sus dioses es prácticamente un pecado, es peor que insultar a su madre. Te van a defenestrar y te la van a seguir a muerte. Gastan fortunas en seguir a gente, que seamos sinceros, no tienen ningún talento. Se divinizan personas que sólo muestran no tener valores, no tener ética. 
Pareciera que la vida de Charlotte Caniggia, hoy la nueva figura, fuera algo normal y para imitar. Dudo que todo en la vida sea tan fácil. 

El problema está en creerse todo. Así nos venden cualquier cosa. Nos dicen que está bien, que está mal. Y todo eso se lleva a la calle. De las cosas buenas que se aprenden en la calle, contrariamente, nadie aprende. Deberían existir más fans de los grupos de pibes de que salen todas las noches a llevarle comida a las personas sin casa. Debería valorarse más a la familias que la pelean a pesar de todo, que son una unidad, porque esa es la base de la sociedad. Pero el programa más visto del país de los últimos años te enseña que serle infiel a tu pareja es algo menor, que es gracioso que no sepas quien es el padre de tu embarazo o salir en bolas por seguir en la tele. Si hacen mierda a la familia, que base de valores van a haber en el futuro?

Hay que entender que la tele es una máquina para entretenernos. No es vida eso, nada de ahí es real. Nunca te van a mostrar a Batman haciendo las compras en el supermercado o a Spiderman cambiando un foquito de luz. Porque no son personas de la realidad, no hacen las cosas cotidianas. 
Lo mismo pasa con las figuras de acá. La Silvina Escudero del Cantando no es la misma cuando está en su casa; Daniel Hendler no es un pasea-perros cuando sale de grabar Graduados.

Mi consejo es vivir cada uno su propia vida. La de la tele, dejarla cuando se termina el programa.

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